Finanzas

¿Cómo ahorrar en tu declaración del IVA optimizando tu contabilidad?

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El Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) es un impuesto indirecto que grava el consumo y que no es percibido directamente por la Agencia Tributaria, ya que es el vendedor el que, en el momento de la transacción comercial, actúa como recaudador cobrando el IVA a sus clientes. Las empresas, además de cobrar el IVA por sus ventas, en su declaración del IVA tienen derecho a la deducción de las cuotas de IVA soportadas en el ejercicio de su actividad, debiendo abonar el saldo positivo al fisco o, en caso de que el saldo sea a favor de la empresa o autónomo, teniendo derecho a que Hacienda les realice la devolución.

Como comentábamos, nos encontramos ante un impuesto neutro para las empresas, pero aunque no les suponga ni un ingreso ni un gasto, ya que recae sobre el consumidor final, todo negocio puede beneficiarse de él si decide usarlo como una forma de financiación.

Además de la financiación que supone cobrar el IVA y no pagarlo hasta que se realiza la declaración del IVA mensual o trimestral, según el caso, si llegada la fecha de la liquidación toca a pagar y no se dispone de liquidez suficiente, se puede pedir a la Agencia Tributaria un aplazamiento de deudas tributarias sin aval, por importe de hasta 30.000 euros.

En cualquier caso, para evitar sobresaltos, la mejor opción es realizar una gestión eficiente del impuesto, apoyándose en programas de contabilidad que permitan como Sage 50cloud que te permiten presentar directamente el modelo 303 y saber en todo momento el resultado de la declaración del IVA.

¿Se debe utilizar el IVA como herramienta para la financiación de la empresa?

Muchas pymes y autónomos utilizan el IVA repercutido como un medio de financiación, de manera que las cuotas cobradas de IVA se emplean en financiar la operativa diaria de la empresa, lo cual en principio es positivo para ella, ya que constituye una inyección de liquidez que se puede utilizar para optimizar los flujos de tesorería del negocio.

Esto se explica de una manera práctica en este ejemplo. Una empresa que emite una factura por un importe de 1.210 euros, y que en lugar de diferenciar la parte que realmente constituye un ingreso (1.000 euros) de la que corresponde al impuesto (210 euros), considera la totalidad de la factura como un ingreso y la utiliza, por ejemplo, para amortizar un préstamo. El problema puede radicar en que, si cuando se tenga que efectuar la declaración del IVA, el negocio no ha generado con su operativa diaria liquidez suficiente para hacer frente a la liquidación, la empresa puede encontrarse con que no puede pagar a la Agencia Tributaria el IVA que ha recaudado .

Esto no significa que se tenga que apartar el importe correspondiente al impuesto que se cobra a los clientes, ya que estamos utilizando una fuente de financiación gratuita, que además se puede prorrogar si llegado el momento de la liquidación no se dispone de liquidez, solicitando un aplazamiento en el pago del impuesto, tal y como comentamos anteriormente.

El ahorro radica pues en la gestión eficiente del IVA, utilizando este como fuente de financiación, pero teniendo claro que hay que tener previsto su pago o su aplazamiento.

También es importante conocer cuáles son las diferentes modalidades y variaciones a las que puedes acogerte, para elegir la que mejor se adecúe a las características de tu negocio, agilizar la entrega de la documentación a las asesorías y aprovechar las ventajas de la e-Administración para realizar la presentación por vía telemática y llevar a cabo la liquidación a través de la banca electrónica.

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